Cova Do Santo
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, Viveiro
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🗣️ Cova Do Santo: Opiniones
Experiencia fantástica: Cova do Santo San Roque es una pequeña cueva situada en el monte San Roque, en la ciudad de Viveiro. La cueva es conocida por una leyenda local, que en 1589, la peste negra llegó a Viveiro. La enfermedad se extendió rápidamente por toda la ciudad y mató a miles de personas. Uno de los supervivientes fue Gonzalo de Velaira, quien enfermó gravemente. Un día, Gonzalo decidió subir al monte San Roque en busca de aire fresco. Cuando llegó a la cima, vio una pequeña cueva en la roca. La entrada a la cueva estaba iluminada por una luz misteriosa. Gonzalo entró a la cueva y encontró a un hombre sentado dentro. El hombre era un peregrino, que vestía un manto de color oscuro. El peregrino le dijo a Gonzalo que se llamaba Roque y que tenía el poder de curar la peste. Roque pidió a Gonzalo que orara a Dios para que se curara la enfermedad. Gonzalo oró con fe y al poco tiempo, empezó a sentirse mejor. Regresó a la ciudad y contó a todos lo sucedido. La gente quedó tan contenta que organizaron una procesión en honor de Roque. La procesión subió al monte San Roque y llegó a la cueva. La gente rezaba a Roque y le pedía ayuda para que se curara la peste. Al día siguiente, la Peste Negra desapareció de Viveiro. La gente se mostró agradecida con Roque y empezó a llamarlo "Santo Roque". La cueva es un popular lugar de peregrinación y es visitada por miles de personas cada año. Buen aparcamiento. No accesible para personas con movilidad reducida . Gratuito/ 24 horas.
Experiencia positiva: Vivero, siglo XVI, la peste negra llega a las puertas amuralladas de la Villa. El mal afecta a los vecinos sin piedad. Pocos son los que se salvan de la plaga. Uno de ellos es Gonzalo de Velaira, que a duras penas ha conseguido sobrevivir. Aún con secuelas decide subir al monte y notar en su cara la fresca brisa de la montaña. Al llegar a la cima, ve una cueva tallada entre las peñas. A la entrada un hombre le mira mientras su perro lame las heridas de su maltrecha rodilla derecha. Viste con ropas harapientas, un sombrero de ala y una esclavina de peregrino, en sus pies calza unas sandalias de cuero muy desgastadas, y se apoya en un largo bastón de pino. Se saludan y le invita a entrar. Gonzalo ve entonces un pequeño habitáculo en el que apenas caben ellos dos y en un rincón un zurrón, una manta para dormir y unas pocas provisiones que llevarse a la boca. Gonzalo le cuenta los problemas que padece la Villa, mientras oyen tañer las campanas de todas las iglesias al unísono en señal de dolor, El extraño personaje habla en un idioma extranjero salpicado con alguna palabra local, dice llamarse Roque y le pide que recen y le pidan a Dios que cure rápido la horrible epidemia. Roque, recoge sus pocas pertenencias y mirando por última vez hacia Vivero invoca una oración rogando cese la plaga. Acto seguido se va monte arriba en dirección al Penedo do Galo, siguiéndolo fielmente su perro. Desde la lejanía saluda bastón en alto a Gonzalo. Durante horas y hasta que empieza a caer la noche, sentado a la entrada de la cueva piensa en todo lo que le ha pasado a lo largo del día. Gonzalo baja a la Villa, y se encuentra con un estado totalmente distinto a cuando subió, la gente corre alegre por las calles, han cesado las campanas y se oyen gritos de "milagro, milagro, se ha marchado la peste". Gonzalo cuenta su encuentro con Roque y sus peticiones a Dios para curar la enfermedad; las autoridades locales deciden visitar la cueva y allí cerca construir una ermita, además de nombrar a San Roque como copatrono de Vivero. La gente del pueblo acude en peregrinación al lugar donde habitó el santo que los libró de la peste y rezar llamándolo "abogado de la peste". Esta cueva permaneció oculta por la maleza y sin acceso durante años, hasta que en el año 2018 la Comunidad de Montes de San Roque, procedió a su puesta en valor para que todos los que acuden a este entorno natural puedan visitarla. En la cueva puede verse la imagen de San Roque tallada en piedra, mirando a Viveiro. Al lado encima de una pequeña roca aparecen las huellas de unos pies. Si fijamos nuestros pies en las huellas y miramos entre las dos rocas que sobresalen del suelo en forma de menhir, estaremos observando el Norte, también llamado septentrión o boreal.
Experiencia fantástica: Bello lugar junto a la ermita que es el lugar del milagro sucedido en el siglo XVI cuando san Roque se apareció al vecino de Vivero Gonzalo de Velaira. Milagrosamente la peste desapareció del pueblo tras la aparición.
Experiencia positiva: Magníficas vistas del estuario del Landro y su encuentro con el mar desde el Miradoiro de San Roque donde se encuentra la Cova do Santo. El lugar es mágico. Según cuenta la historia se trataba de un monje eremita que se apartó en este lugar del mundanal ruido. Se celebra una gran romeria a mediados del mes de agosto.
Experiencia negativa: Un agujero en el que han metido un santo para que vigile a sus devotos.
Experiencia positiva: Esta Cueva permaneció oculta por la maleza y sin accesos durante años, hasta que en el año 2018, la Comunidad de Montes de San Roque, procedió a su puesta en valor para que todos los que acuden a este entorno natural puedan visitarla. En la cueva puede verse Ia imagen de San Roque tallada en piedra mirando a Viveiro. La tradición oral cuenta que en el siglo XVI, la peste negra llega a las puerlas amuralladas de la Villa de Viveiro. El mal afectaba a los vecinos sin piedad. Pocos eran los que se salvan de la plaga. Uno de ellos era Gonzalo de Velaira, que a duras penas ha conseguido sobrevivir. Aún con secuelas decide subir hasta este monte, para notar en su cara la fresca brisa del monte. Al llegar a la cima, ve esta cueva tallada entre las piedras. A la entrada un hombre le mira mientras su perro lame las heridas de su maltrecha rodilla derecha. Viste con ropas harapientas, un sombrero de ala y una esclavina de peregrino, en sus pies calza unas sandalias de cuero muy desgastadas, y se apoya en un largo bastón de pino. Se saludan y le invite a entrar. Gonzalo ve entonces un pequeño habitáculo en el que apenas caben ellos dos y en un rincón un zurrón, una manta para dormir y unas pocas provisiones que llevarse a la boca, Gonzalo le cuenta los problemas que padece la Villa, mientras oyen tañer las campanas de todas las iglesias al unisono en señal de dolor. El extraño personaje habla en un idioma extranjero salpicado con alguna palabra local, dice llamarse Roque y le pide que recen y le pidan a Dios que cure rapido la horrible epidemia. Roque, recoge sus pocas pertenencias y mirando por última vez hacia Vivero invoca una oración rogando cese la plaga. Acto seguido se va monte arriba en dirección al Penedo do Galo, siguiendolo fielmente su perro. Desde la lejania saluda bastón en alto a Gonzalo. Durante horas y hasta que empieza a caer la noche, sentado a la entrada de esta cueva, piensa en todo lo que le ha pasado a lo largo del dia. Gonzalo baja a la villa, y se encuentra con un estado totalmente distinto a cuando subió, la gente corría alegre por las calles, las campanas cesan de tocar y se oyen grilos de "Milagro, milagro, se ha marchado la peste''. Gonzalo cuenta su encuentro con Raque y sus peticiones a Dios para curar la enfermedad; las autoridades locales deciden visitar la cueva y allí cerca construir una ermita, además de nombrar a San Roque como copatrono de Viveiro. La gente del pueblo acude en peregrinación al Iugar donde habito el santo que los libró de la peste y rezar llaméndolo "abogado de la peste''.
Experiencia fantástica: Precioso el monte y la cueva de San roque
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